¿Por qué fracasan los partidos de centro en España?
A raíz de un artículo que publiqué recientemente
sobre las cinco mayores debacles electorales en España (ver
aquí), observé que las cuatro mayores debacles las han producido partidos
que han querido representar el centro político: UCD, CDS, UPyD y Cs ¿por qué las mayores debacles electorales las han producido
partidos de centro? Después de las elecciones del 10 de noviembre de 2019 y la
caída de Ciudadanos, hubo varios
artículos que hablaron sobre el fracaso del centro político en España (aquí, aquí, aquí y aquí). En estos
artículos, distintos expertos explicaron las posibles causas de estas debacles.
A continuación, haré una síntesis de las 3 principales causas que se esgriman en
los diversos artículos y añadiré una más. Vamos a ello:
Política de pactos y movimiento del
centro a la derecha. Todos los análisis concuerdan en que
ejercer de partido bisagra es incómodo y al final el partido de centro se
escora hacia la derecha. Eduardo Pascual,
catedrático de la Universitat Oberta de
Catalunya considera que “los votantes de centro pueden aceptar que el partido
asuma «algunas políticas de derechas», pero con lo que no transigen es con
«giros ideológicos a la derecha»”[1]. Carles Castro, analista político en La Vanguardia, indica que el partido de centro “surge por una
crisis en el partido tradicional de la derecha y que el socio natural de un
partido progresista es la centroizquierda tradicional. El problema es que esa estrategia impide
desplazar a los conservadores como alternativa de poder frente a la izquierda.
Y, además, la base del nuevo partido “social-liberal” es esencialmente de
centroderecha. Pero, claro, si no se puede pactar con la izquierda, hay que
hacerlo –por activa o por pasiva– con los conservadores y ayudarles, de manera
involuntaria, a recuperar o a retener el poder que tenían antes de la crisis. Esto,
a medio plazo es un caramelo envenenado si el resultado de los acuerdos
mantiene al nuevo partido en una condición de muleta subalterna y nunca de
protagonista principal del poder”[2].
Lo que acaba sucediendo, es que los votantes de centroderecha optan por el voto
útil y vuelven al partido tradicional de la derecha.
Votantes cambiantes e indefinición centrista. El votante centrista es un votante más pragmático que ideológico y eso hace que sea menos fiel a la hora de votar. En todos los estudios del CIS vemos como Ciudadanos cuenta con el votante menos fiel. A este dato se le añade la indefinición del centro político, al cual le cuesta tener un contenido propio y que lo diferencie de la izquierda y la derecha. Siempre se ha dicho que quien ganaba el centro ganaba las elecciones, pero desde la caída de la UCD, ningún partido de centro ha ganado nunca en España. Esto indica que el votante de centro es diferente a los demás, o bien sucede que muchos votantes centristas se ubican en el centro cuando en verdad sería una “no posición” en la escala ideológica. Existe un estudio que profundiza sobre esta idea (aquí).
Posición en el
eje territorial. Otro tema que solo es nombrado por la profesora de
Ciencias Políticas Ana Sofía Cardenal
en el artículo de El Correo es la
compatibilidad de un partido centrista con escorarse en el eje territorial. Mantiene
que es lo que les pasó a las dos últimas formaciones centristas, «que
defendieron posiciones tan cerradas territorialmente que fueron percibidos por
los electores como partidos de derechas». Me parece un aspecto muy interesante,
ya que en España se tiene la percepción de que los partidos contrarios a una
mayor descentralización se les ubica en la derecha, con lo que, si un partido centrista
tiene esa posición, al final tiene más posibilidades de ser absorbido por la
derecha.
Fuertes
liderazgos. Puede parecer un
dato irrelevante, pero todos los partidos de centro han tenido un líder que
concentraba un gran poder: Adolfo Suárez
en la UCD y el CDS, Rosa Díez en UPyD y Albert Rivera en Cs.
Esto puede tener ventajas, como aprovechar el tirón del líder cuando es popular
entre el electorado, pero también puede tener inconvenientes, ya que la
estrategia la marca el líder del partido y si éste toma una mala decisión, no
hay contrapesos internos y el partido acaba ligado a la carrera de su líder. Es
lo que pasó con Suárez en el CDS, Díez en UPyD y Rivera en Cs. De hecho, los partidos de centro en España se aproximarían a lo
que Panebianco (1988) llamaría
partidos carismáticos “puros”, que suelen ser partidos muy apegados al líder y
con corta vida donde el carisma personal va además generalmente
asociado a fuertes resistencias a la institucionalización. El líder no tiene en
efecto, interés en favorecer un reforzamiento de la organización demasiado
acentuado que inevitablemente sentaría las bases para una emancipación del
partido de su control.
Hemos hecho un repaso de las principales causas que
esgriman los expertos (más una propia) para explicar porque no tienen éxito los
partidos de centro en España. Dejando aparte el caso de la UCD, que se autodestruyó, vemos como los principales problemas de
los partidos de centro son su política de pactos, su propia indefinición y sus
votantes potenciales. Existen dos causas, la posición en el eje territorial y
el papel del líder en estos partidos que también pueden influir en el fracaso
de este tipo de partidos. En este artículo solo he pretendido hacer una
aproximación sobre los problemas que tiene el centro político en España, pero
sin duda alguna hay camino por recorrer y descubrir porque los votantes
centristas abandonan a los partidos de centro.
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