¿Por qué fracasó Ciudadanos?
En un artículo anterior,
explicaba los motivos que habían hecho fracasar a los distintos partidos que
han querido representar el centro político España desde la transición. En este
artículo, me voy a centrar en el caso más reciente, que es el caso de Ciudadanos.
Mucho se ha escrito sobre las causas de su fracaso, pero yo me voy a centrar en
dos, que considero las principales y explican el fracaso de este partido:
estrategia a nivel nacional y origen del partido en Cataluña.
Ciudadanos consiguió un gran éxito después de las generales de abril y de las autonómicas y municipales de mayo de 2019. Era el tercer partido a nivel nacional y se quedó a muy poca distancia del ‘sorpasso’ al PP, pero a partir de aquí todo fue cuesta abajo ¿Por qué? Tres errores se pueden destacar en la estrategia del partido:
- El primero, rechazar tajantemente negociar con el PSOE de Pedro Sánchez cuando entre ambos partidos sumaban 180 diputados, mayoría absoluta. Esto implicaba situarse en el bloque de la derecha, con el objetivo de superar al PP en ese bloque, y abandonar el espacio natural que tiene un partido de centro: pactar indistintamente con los partidos que limitan a su izquierda y a su derecha. La idea de ser partido bisagra se abandonó cuando se vio la posibilidad de sustituir al PP como partido mayoritario del centroderecha. Esto también implicaba dejar de lado los valores que suelen representar a un partido de centro: moderación, consenso, reformismo, equilibrio, pragmatismo, etc. Lo que quiere el electorado de centro es estabilidad, y el partido al que votaron no les dio lo que buscaba, de modo que lo abandonaron en la repetición electoral de noviembre. Además, desperdició la oportunidad histórica de que el gobierno no dependiera del apoyo de los nacionalismos periféricos, que hubiera encajado muy bien con su discurso.
- El segundo se realizó después de las elecciones autonómicas y municipales de 2019, ya que se decidió priorizar los pactos con el PP y eso quedó demostrado en los gobiernos autonómicos, donde Ciudadanos solo entró en gobiernos con el PP. Esto supuso dos hechos: que el PP se mantuviera en el poder en esas autonomías y la imposibilidad de cambiar la estrategia del partido, ya que se haría muy difícil cambiar de estrategia estando solo con el PP en los gobiernos autonómicos.
- El tercero fue la moción de censura en Murcia. Una vez hechos los pactos con el PP, el único baluarte que le quedaba al partido como partido de centro era dar estabilidad a los gobiernos. Además de cometer el error de no tener ligada la moción de censura y la posterior ruptura del grupo parlamentario en Murcia, el partido se vio como un socio inestable, hecho que aprovechó Ayuso en Madrid para convocar elecciones y que dejó a Ciudadanos fuera de la Asamblea de Madrid. De nuevo, el partido que tenía que representar el centro político no garantizaba la estabilidad, un valor esencial para los votantes de centro.
A parte de
la estrategia del partido a nivel nacional, Ciudadanos tenía un problema
en su origen, que a la vez fue la causa de su éxito en Cataluña: la lucha
contra el nacionalismo catalán. En otro artículo muestro
como es incompatible representar el centro político en España y abanderar el
discurso contra los nacionalismos periféricos. Un partido de centro destaca por
su moderación y no puede dar la imagen de que es radical en un tema en
concreto. Esto es lo que le sucedió a Ciudadanos
cuando se convirtió en el partido más duro contra los nacionalismos
periféricos, ¿Qué sucedió? Cuando surgió Vox,
que tenía un discurso más radical en este tema y acabó por abanderar la lucha
contra los nacionalismos periféricos, acabó aglutinando al electorado naranja
centralista. Esa ‘Tercera España’ que quería representar Ciudadanos
demandaba moderación y diálogo con todos los partidos, pero este hecho
significaba cambiar la esencia del partido, que nació precisamente para
combatir el nacionalismo catalán. Se puede defender la unidad de España,
confrontar los nacionalismos periféricos y defender el bilingüismo en Cataluña
desde la moderación y no desde la radicalidad.
Esta es la
historia de Ciudadanos, que repite la historia de muchos partidos de
centro anteriores como la UCD, el CDS o incluso el Partido
Radical en la Segunda República. Los ejemplos anteriores demostraron que
cuando el partido se mueve hacia la derecha, ésta acaba por absorberlo. Esto
podría suponer un problema para los partidos de centro en el futuro, ya que, si
pactan con la derecha les podría pasar lo mismo que los partidos anteriores. De
esta manera, se perdería una de las esencias del centrismo, que es poder pactar
a su izquierda y a su derecha y, solo se podría pactar con esta última en casos
de ‘fuerza mayor’. A parte de esto, un partido de centro tiene que llevar su
moderación a las propuestas sobre la organización territorial del Estado,
aceptando la pluralidad del territorio, compatible con defender la unidad
territorial, además de impulsar el diálogo con los nacionalismos periféricos,
algo que tuvo muy claro el político que mejor ha representado el centro en este
país, Adolfo Suárez.
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