La ideología y la esencia del centro político

Desde la revolución francesa, en política se han utilizado los términos "izquierda" y "derecha" para designar la ubicación ideológica de un individuo o de cualquier partido político. A grandes rasgos, todo el mundo sabe identificar cuando un partido es de derechas o de izquierdas, a la vez que nadie duda de que estos conceptos existen en política. Sin embargo, ¿Cuántas veces hemos escuchado que el PSOE o el PP “miran al centro" para ganar las elecciones? Pero cuando se habla de la palabra “centro” normalmente nos referimos a una actitud política. El centro se suele asociar a la moderación, al equilibrio, a intentar llegar acuerdos, etc. Esto ha hecho que muchos autores, como Duverger (1957), no crean que exista el centro, ya que la tendencia suele ser bipolar y los centristas serían aquellos moderados de las dos tendencias que existen. Sin embargo, hay otros autores, como Sartori (1976), que expone que, si en un sistema político no existe un partido de centro, es muy probable que haya una tendencia hacia el centro, como por ejemplo existe en los países donde hay establecido un sistema de pluralismo moderado.

La existencia del centro siempre está en entredicho, ya que normalmente está en una posición intermedia entre la derecha y la izquierda, con lo que, si alguna de estas dos se mueve, el centro también lo haría. Yo afirmo que el centro político tiene ideología, y que esta ideología está entre la izquierda y la derecha, porque entonces no se llamaría centro, se llamaría otra cosa. Puedo entender que alguien diga que el centro es una actitud y no una ideología, pero es que esta actitud es la esencia del centro. Con la esencia del centro me estoy refiriendo a los valores de moderación, consenso entre izquierda y derecha para excluir a los extremos, pragmatismo, transacción, adaptabilidad, utilidad, equilibrio y reformismo. Estos valores formarían la esencia del centro, pero no su ideología. Es verdad que estos valores por sí solos podrían representar al centro político, pero entonces daríamos la razón a quienes afirman que el centro no tiene ideología. Yo niego la mayor, ya que los valores que he comentado podrían ser compartidos por partidos socialdemócratas o conservadores. Por lo tanto, el centro, además de representar los valores anteriores, tiene una ideología propia que le diferencia del resto de partidos. Esta ideología la encontramos en el socioliberalismo.

El socioliberalismo (o liberalismo social) es una ideología que surge en el primer tercio del siglo XIX con las ideas de los utilitaristas, liderados por Jeremy Bentham. Este autor se basa en que las acciones del gobierno han de conseguir la mayor utilidad posible para toda la sociedad. Los objetivos generales de la legislación deben de ser la seguridad, la abundancia, la subsistencia y la igualdad. Además, las leyes positivas permiten crear las condiciones para el ejercicio real de la libertad. Basándose en su planteamiento utilitarista, Bentham argumenta que una redistribución igualitaria de la riqueza y la renta hace aumentar la felicidad general, ya que el perjuicio causado a los ricos por la pérdida de una parte de sus bienes y dinero es menor que la utilidad que éstos proporcionan a los pobres[1]. Por lo tanto, podemos ver en Bentham, algunos de los valores de la esencia del centro que he comentado un poco más arriba.

Siguiendo la estela de Bentham, encontramos a Stuart Mill, el mayor exponente del socioliberalismo en el siglo XIX, el cual revisa el principio de no intervención en la economía. Defiende que existe un límite el cual el gobierno no puede traspasar. Este límite sería que todo lo que afecta a un individuo y no afecta a los demás, no debe de estar sujeto a la intervención del Estado. Sin embargo, hay que crear las condiciones adecuadas para que el individuo se pueda realizar plenamente, lo que justificaría la intervención del Estado para crear una igualdad de oportunidades.

Siguiendo la estela de Stuart Mill, en el siglo XX encontramos a autores Como John Rawhls o Ralf Dahrendorf. Sobre Rawls, es un autor que define perfectamente lo que sería el liberalismo social y la tarea que siempre ha buscado éste: conciliar la libertad y la igualdad. Para asegurar la libertad de todos los ciudadanos se ha de garantizar una igualdad de oportunidades, ya que las desigualdades económicas provocadas por el capitalismo provocan unas desigualdades sociales que han de ser minimizadas mediante la intervención del Estado, el cual éste ha de dar ventajas a los más necesitados porque no tienen las mismas oportunidades que los más ricos. La búsqueda de los principios de libertad e igualdad pretenden lograr un consenso político que él llama “consenso superpuesto”[2]. Sobre Dahrendorf, el liberalismo contiene dos elementos fundamentales y ambos se refieren a la esfera individual y a las que define como las “life chances” del individuo. El primero de estos elementos se refiere a la protección del individuo de sus “chances” respecto a cualquier limitación arbitraria. Este es el aspecto negativo o pasivo del liberalismo. El segundo elemento del liberalismo está en el esfuerzo incesante por ampliar las oportunidades de vida de los individuos: es decir, el esfuerzo de cambiar las condiciones de la sociedad en la cual viven los individuos y conseguir las mejores condiciones para ellos. Este sería el elemento activo del liberalismo[3].

Como podemos ver, el socioliberalismo se ha caracterizado por intentar conseguir la conciliación entre libertad e igualdad y esta conciliación pasa por la intervención del Estado en un sistema capitalista. Este hecho podría llevarnos a pensar que no tiene muchas diferencias con la socialdemocracia, pero si que la hay, ya que el socioliberalismo pondría más énfasis en la libertad que en la igualdad, además de que esa intervención del Estado es menor (o diferente) de la que defienden los socialdemócratas, lo que le da la capacidad de pactar con conservadores y realizar políticas liberales que podríamos considerar de derechas.

Esta es la ideología del centro político. El socioliberalismo encarna perfectamente con la esencia del centro que he comentado al principio del artículo. Ahora bien, para que un partido sea de centro tiene que cumplir las dos condiciones: ideología socioliberal y representar los valores de la esencia del centro. Esa es la diferencia con los partidos de derechas e izquierdas y porque algunos afirman que el centro no existe. La esencia de los partidos de derechas e izquierdas es su ideología, mientras que la esencia del centro es todo un conjunto de valores que lo identifican como tal, pero que también tiene su ideología propia, que es el socioliberalismo. Esta ideología es la que mejor representa las ideas de centro, la cual le da capacidad para pactar con socialdemócratas o conservadores. El socioliberalismo es una ideología que quiere conciliar los conceptos de igualdad y libertad, de mantener un equilibrio entre ambos y encaja perfectamente con la idea de centro, ya que, según las circunstancias, puede hacer políticas más conservadoras o políticas más progresistas. Y es que esta manera de actuar también es otra de las características de la esencia del centro político. Adolfo Suárez, en el prólogo del libro El Espacio de Centro (Rodríguez-Arana, 2001), definió esta característica a la perfección:

Lo que de verdad diferencia al centro de los demás espacios políticos es que no está aprisionado por un esquema ideológico cerrado y totalizador que le impida ver, en toda su complejidad, la realidad política. La solución de los problemas que se dan en la realidad hay que encontrarla en el análisis y en el estudio de los mismos, abierto a cuantas aportaciones puedan darse, y no adoptándola -creyendo adoptada, mejor dicho- como consecuencia de una ideología cerrada y presuntamente salvífica que, en muchas ocasiones no hace sino forzar la realidad del problema para hacerlo coincidir con la ideología."



[1] Historia de la teoría política, vol.3. Capítulo 1: “Ilustración y liberalismo en Gran Bretaña”, por Josep M. Colomer. Ed. Alianza (Editor Fernando Vallespín), 1991.

[2] El liberalismo político, Ed. Crítica, 2006.

[3] El nuevo liberalismo, Ed. Tecnos, 1982.

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