Sagasta, el liberal del siglo XIX

Este año se cumple el bicentenario del nacimiento de Práxedes Mateo Sagasta, uno de los políticos más importantes que ha tenido nuestro país. Líder del Partido Liberal en la primera etapa de la Restauración, ocupó varias veces el puesto de presidente del Consejo de Ministros, puesto que alternó con su gran rival, Antonio Cánovas del Castillo, dando inicio al turnismo que marcó la Restauración. En las siguientes líneas intentaré explicar brevemente su figura política, así como algunas intervenciones parlamentarias clave que hizo durante su carrera política (casi medio siglo). Para estas intervenciones me basaré en el libro “Discursos parlamentarios: Práxedes Mateo Sagasta” de Carlos Dardé (2003), donde figuran sus principales discursos.

Sagasta nació en 1825, en el pequeño municipio de Torrecilla en Cameros (La Rioja) y tiene la primera experiencia como diputado del Partido Progresista en 1854. Durante el reinado de Isabel II, está dentro de los progresistas “puros”, aquellos que no desean pactar con los moderados y que también realizan la oposición a la Unión Liberal de O’Donnell. Su discurso más famoso en esta época fue uno que pronunció respecto a lo que sucedía en la reunificación italiana, donde expresó que el gobierno de España se estaba oponiendo << a la voluntad nacional, cuando ese gobierno es de una Reina que lo es por este principio, nada más que por este principio>>. Estas palabras causaron un gran revuelo en el Congreso, ya que la Constitución de 1845 establecía la soberanía compartida entre Rey y nación, de manera que esa afirmación dejaba fuera de lugar el derecho hereditario de la Reina. A medida que pasaba el tiempo, Sagasta apoyó el retraimiento de los progresistas porque consideraban que “los obstáculos tradicionales” no les dejaban alcanzar el gobierno, así que se lanzaron a la revolución.

Después del éxito de la revolución de 1868 realizada por unionistas, progresistas y demócratas, Sagasta, como uno de los líderes del Partido Progresista ocupa el Ministerio de Gobernación, donde su principal tarea es hacer respetar el orden y la nueva Constitución de 1869, hecho que le ocasionará diversos choques con los republicanos. Después del asesinato de Prim a finales de 1870 y recién inaugurada la monarquía de Amadeo de Saboya, los progresistas se dividen en dos tendencias: una es liderada por Sagasta, que defiende la monarquía y la legalidad vigente y que se plasmará el año siguiente en el Partido Constitucional; la otra es liderada por los radicales de Ruiz Zorrilla, los cuales se acercan a los demócratas y que finalmente se unen a los republicanos para proclamar la Primera República. Después del golpe de Pavía, Sagasta forma parte del último gobierno de la república, que finalmente termina con el pronunciamiento de Martínez Campos, dando inicio a la Restauración.

En los inicios de la Restauración, si bien Sagasta defendía la Constitución de 1869, tampoco se opuso a la nueva Constitución de 1876. No fueron tiempos fáciles para Sagasta los primeros años de la Restauración, dentro del Partido Constitucional surgieron varias tendencias: una liderada por los centralistas de Alonso Martínez, el cual participó en la Constitución de 1876, y otra liderada por la posteriormente denominada Izquierda Dinástica, cuyos máximos exponentes eran Segismundo Moret y Eugenio Ríos. A los primeros los pudo integrar en 1880, pero a los segundos no los integró hasta 1885, momento en que se unieron todas las tendencias para ser el partido más liberal dentro de la monarquía. Con la inesperada muerte de Alfonso XII en 1885, se establece lo que se conoce como El Pacto del Pardo, que está considerado el inicio del turnismo entre liberales y conservadores.

Llamado al poder justo después de la muerte de Alfonso XII, Sagasta preside lo que se conoce como el gobierno largo liberal (1885-1890), en el cual se realizan varias reformas liberales de gran calado como la Ley del Jurado, la Ley de Asociaciones y el Código Civil, terminando con la aprobación del sufragio universal masculino en 1890. Después del gobierno largo donde se aprobaron esas reformas, Sagasta ocupó la presidencia varias veces más, viviendo el Desastre del 98 y los inicios de la crisis del sistema de la Restauración. Murió en 1903.

Sagasta es uno de los mayores exponentes del liberalismo en el siglo XIX español. A pesar de no ser considerado un intelectual y no contar con una doctrina estructurada, es imposible entender al liberalismo español sin él. Pasó por casi todas las tendencias de su época, desde defender la revolución hasta ser uno de los mayores garantes de la ley y el orden. Básicamente fue un liberal pragmático, que entendió que la estabilidad no era posible sin una <<transacción liberal>> y que esa transacción no fue posible después de la revolución de 1868 porque los demócratas y radicales rompieron la coalición de septiembre. A pesar de defender los valores de la Constitución de 1869, aceptó la Constitución de 1876, oponiéndose varias veces a su reforma, ya que consideraba que en España se había cambiado demasiadas veces de Constitución. Finalmente, consiguió liderar el partido <<más liberal dentro de la monarquía>>, forma de gobierno que siempre defendió, porque consideraba que << la monarquía es la institución que garantiza la libertad mejor que todas las demás instituciones>> y que también tenía que ser << hermana gemela e inseparable del orden>>.

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